La robótica avanza con propuestas innovadoras que buscan mejorar la calidad de vida. Un ejemplo destacado es AIRO, un robot doméstico diseñado por Alex Rose, un joven canadiense de menos de 12 años. Su objetivo principal es ofrecer compañía y conversación a personas que experimentan soledad en su día a día.

Alex creó su primer robot a los 10 años como proyecto escolar, enfocándose en la vida silvestre. Este primer modelo podía hablar sobre aves. Con el tiempo, evolucionó para convertirse en un compañero y profesor particular, capaz de conversar sobre diversos temas. AIRO integra sistemas de reconocimiento facial, lo que le permite identificar e interactuar de manera personalizada con las personas. A diferencia de otros asistentes virtuales, AIRO busca establecer una conexión emocional con el usuario, ofreciendo una experiencia más humana y cercana.

El diseño de AIRO ha mejorado con cada versión, optimizando su apariencia y movilidad. Actualmente, se está probando en centros de terapia infantil y residencias para personas mayores, donde ha mostrado ser una herramienta útil para combatir la soledad no deseada. Este proyecto destaca cómo la tecnología y la robótica pueden unirse para abordar desafíos sociales, ofreciendo soluciones que promueven el bienestar y la interacción humana.

Fuente de la noticia: El Español

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