Una educación exenta de estereotipos y prejuicios sociales es fundamental para fomentar las vocaciones STEM en las niñas.
Un 55% del alumnado universitario español es femenino. Sin embargo, tres de cada cuatro alumnos de la rama de Ingeniería y Arquitectura son hombres, y en Informática solo hay un 12,9% de mujeres. A nivel mundial, el 29% de los investigadores en el campo de las Ciencias son mujeres.
Estos datos son una larga historia de estereotipos y prejuicios sociales. Los expertos afirman que: “Lamentablemente, vivimos en un sistema profundamente dominado por los roles de género (…). Tradicionalmente, a las mujeres se nos ha socializado en los cuidados y se ha dicho de nosotras que somos “más intuitivas” o “sensibles”, por lo que existe una mayoría de mujeres en carreras como comunicación, filologías, terapia ocupacional o enfermería Mientras tanto, a los hombres se les han atribuido fortalezas como la mente fría y analítica, empujándolos hacia carreras más científico-técnicas como las ciencias, las ingenierías o las matemáticas. Por supuesto, esto no son más que construcciones sociales que, por desgracia, siguen prevaleciendo en algunos sectores de la sociedad”.
Los expertos afirman el valor añadido que aportan los equipos mixtos en el ámbito STEM: “Los equipos con perfiles variados y multidisciplinares incitan a la productividad, la eficiencia y la creatividad”.
Para fomentar el interés por las disciplinas STEM hay que partir desde la base de la educación: promover valores inclusivos desde la infancia no solo en el colegio sino también en casa, y, además, visibilizar los referentes femeninos existentes. La inclusión de referentes femeninos ayuda a disminuir la brecha de género en todos los ámbitos.
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